miércoles, 22 de octubre de 2014

Quiero escribir algo que signifique algo para alguien

//Este texto está inspirado en la serie que marcó un antes y un después en mi vida, que hizo de forma algo lineal la persona que soy. Aún sin ser fans, es legible, pero habrá puntos que quizá no comprendáis// 

#OneTreeHill

Hoy quiero hablar de un viejo amigo mio, un amigo que con quince años decidió parar.
Miró las estrellas y observó como un cometa pasaba ante sus ojos.
Fue gracioso, casi arrollador, pero ese cometa marcó su vida para siempre...
I don´t wanna be anything other than what I've been trying to be lately (8)

Corría el año 2003 y mi amigo (con nombre que pronto olvidaría) pasaba uno de esos momentos que quedan grabados en la mente: Una familia abatida, un adiós con portazo, y todo muy mal edulcorado con dramas familiares que ennegrecían y terminaban con toda su rutina hasta entonces conocida. Mientras su rutina terminaba, al otro lado del charco, ese septiembre comenzaba una nueva rutina, una nueva historia que cambiaría su vida.

Pasaron los años y nuestro protagonista se había convertido en un escritor de dramas; los escribía en papel, los guardaba en carpetas, y hasta los destruía por no creerlos buenos.
Cual artista deprimido que guarda sus trabajos en el asiento trasero de un "Comet" negro, se defraudaba escuchando música indie en su habitación.
Siempre se sintió diferente a los demás, siempre ocultó su rostro en una capucha, ysiempre caminó con cascos a lo largo de puentes y calles. Era ajeno a los coches que pasaban; a la gente que no le miraba; y al mundo que le rodeaba. Decidió cambiar, ponerse un nombre que marcase su peculiaridad secundaria, tal vez algo que le influyese, quizá algo que le estuviese marcando esos años: Chris Keller.

Keller para él representaba un cambio, una forma de hacer las cosas, un adiós a la vergüenza, y un "Si yo quiero; se puede" Parecía mentira pero en dos tempo... años se estaba convirtiendo en toda una lección de vida. Parecía que le rodeaba un mundo alternativo, un grupo de gente que ya casi era de la familia: Eran impresionante las experiencias y lecciones que aprendía con frases y moralejas al final de cada capi.. día.

K siguió su vida, se graduó al igual que sus personajes favoritos, y sobre él también pasaron los años. Descubrió que no siempre todo lo que soñamos en el instituto se hace real; que lo mejor de salir de esos pasillos también conlleva lo peor de salir de ellos. Observó que hay gente que parece avanzar muy rápido, gente estable que se mantiene, por ejemplo: su pareja del instituto durante 9 temp... muchos años, y gente que al contrario en 9 temp... años puede probar suerte en diversas camas. También apreció que hay gente que viene y va, que en la vida no hay personajes principales e insustituibles, que puede llegar una nueva pareja, unas nuevas personas y la historia continuará avanzando.

Pero toda historia tiene un final (Como ya dije en mi primera entrada hace unas semanas) y por ello, llegó el momento de decir adiós. Nuestro amigo (que en un principio tenía quince años) ya rozaba la veintena, había aprendido y mantenido desde hacia años su nuevo estilo de vida (que firmaba día a día con su apellido nuevo). Para sorpresa final, el personaje que le dio nombre se presentó en el adiós y, para que jamás olvidase de donde venia; también apareció un "desencapuchado" observador de cometas.

Ese 5 de abril de 2012 cerré, digo... cerró, él... *carraspeo friky* Pues eso, ese 5 de abril de 2012 cerró de nuevo un ciclo de su vida. Termino aprendiendo que desde ese momento todo iba ser diferente; sabiendo que las historias avanzan; que hay cosas que siempre quedan, pero que el guión da muchas vueltas. Que pueden pasar dos años de un final y, que la ciudad del amor, decida acoger a todos los personajes que cambiaron a muchos de mi generación. O que llegue cada 24 de septiembre y los fans rememoren aun hoy en día su inició. Y es que si hay algo que me ha quedado, que me ha marcado: Es el hecho de que los ciclos se cierran con mochila, con matices, con cargas que te acompañan siempre. Y yo desde 2006 me prometí que confiaría más en mi, que sería más Chris, que marcaría mi cambio y firmaría cada día con Keller. Mierda! me olvidé de ponerlo en tercera persona, otra vez...

En 2016 sigo firmando como Keller.

Keller











lunes, 20 de octubre de 2014

Chimenea, frío, abrigo.

Da miedo ¿Sabes? Es realmente acojonante: Ponerte el pitillo adecuado, las botas que no calan, un jersey de lana y esa gabardina larga que tapa y protege de la lluvia.

Durante ese paseo bajo la lluvia, el viento, frío... sientes que dentro de ti todo está bien. Elegiste bien y solo añoras el volver a tu casa, coger tu manta y acurrucarte calentito. Justo eso es lo que me hace valorar cada invierno, en mi opinión la única estación que proporciona irónicamente tanto calor, tanta protección.

Y es que creo que ese el máximo sentimiento que anhelo diariamente, la frase que siempre quiero escuchar, o la canción de esa artista trasnochada que repite una y otra vez la misma falta de calor en su corazón. La sensación de que el abrazo no va terminar, el sentimiento de que nunca te va fallar, o la mera certeza de que diariamente te va saludar por "WhatsApp".

Tras terminar la jornada llego a casa, me descalzo (bendito orgasmo), salgo de los pitillos (aquí llego al climax) y me envuelvo con pijama y mantas. Volvemos a sentirnos cuidados, es hasta reconfortante, te sientes hasta mimado. Pero nada, son cuatro mantas contra el frío de la calle. Y aquí mi feliz resultado a mi extraño experimento personal: No afecta la proporción del frío que haga fuera, lo mal que estén las cosas en otros ámbitos, o si hasta esa cantante trasnochada te habla diariamente de desamor. Lo que realmente te da calor, te cuida, te protege... Es el sentimiento de protección que tengas alrededor, o a tu lado, o la confianza de que antes de irte a dormir vas a sonreír porque igual te llega ese "WhatApp".

Hay muchos conceptos de protección, y muchos tipos de los cuales no vamos a hablar. Pero al terminar el día, cuando sumas esa manta final a tus cincuenta capas, ahí te desproteges, tiras tu armadura de forma inconsciente, te permites soñar. Y durante horas solo vuelas, planeas por tu mente y te enfrentas a lo mejor y peor de ti. Justo ahí, en ese momento que estas volando sobre tu mente, ese instante en el que despiertas de forma acelerada, perezosa... Ese es el único segundo del día en el cual estas acojonado, aun no te pusiste la armadura, aun no hay nada en la memoria de ese día, aun no has recibido o leído ese "WhatsApp" pero... Lo harás! Y si te protege continuará esa tarifa plana de cuidado incondicional, y quizá si tienes suerte:  Apagarás el despertador, le mirarás mordiéndote el labio, y le abrazarás protegiéndoos a ambos pues solo es un domingo más.

lunes, 6 de octubre de 2014

Contigo soy más yo que con nadie.

Me levanto cada mañana, y sigo en serie esas rutinas que algo o alguien me dicen que he de seguir. Me ducho, me visto (con más o menos estilo) salgo y sonrío. Me miro en los reflejos de los cristales, me juzgo en cada escaparate, y mantengo mi disfraz inerte ante todo ser expectante.
Y es que todos somos grandes interpretes, yo quizá más, pero no por aparentar... solo por ocultar.

Construí a lo largo de mi vida grandes murallas matizadas con miedos, decepciones, y muchos clichés de fracasos emocionales. Probablemente ese cerco construido lo cimenté en hechos contradictorios, en miedos inventados, y en poco riesgo para tanto amor propio que me tengo. Quizá por eso, a poco interés puesto, lograste tirar y atravesar en poco tiempo cada descosido de mi disfraz, y entraste de forma integra a mi personalidad. 

Detrás de esa muralla, cerco, disfraz... Solo había un niño al que se le olvidó jugar, que dejó el parque por miedo a caerse, que dejó de correr para evitar tropezarse, y que dejó de vivir aventuras por miedo a perderse. Pero tal vez eso era necesario, perderme.

Me perdí, me enamoré de la idea de estar enamorado, encontré al príncipe en los detalles reales, y viví cual adolescente escenas sorprendentes. Amanecí en brazos cariñosos, cómodos y acogedores, me sentí en algodones, y hasta me abordaron bonitas flores.

Sentí la distancia, viví el miedo al adiós, callé por evitar una mala situación, dije demasiado por no arriesgar a anhelar algo que ya era de verdad, y volví a buscar ladrillos para volver a cercar mi limite de seguridad. Miré sus ojos de abismo terminal, y mientras todo llegaba a su final abordé la idea de que no era miedo, era sinceridad.

Tiempo después me reflejo en sus ojos y pienso en que sabe todo, en que conoce cada recoveco, en que sabe que puntos tocar, y en que no se fue de mi lado pues para él ya no hay murallas que saltar. Y es que no hay que lucir una armadura para matar al dragón, solo seguir la sinceridad que palpite el corazón.

Los cuentos felices son historias sin terminar, y es que si terminan ya no son felices, espero seguir con este juego de miradas eternas, este vaivén de encuentros y sonrisas, esta eternidad breve que no termina. Y es que me gusta, y hasta la anhelo cuando no la tengo. Y es que me repito con los "y es que" pero es que nadie me conoce ya como tú... Contigo soy más yo que con nadie.



viernes, 3 de octubre de 2014

Principios de finales.

Los comienzos son complicados, son ambiciosos, son soñadores, son temerosos... Pero sobretodo, son novedosos.

Y es que todo al principio es bonito, todo son sueños, ambiciones y cero decepciones. Es como cuando planeas tu perfecto cumpleaños dos meses antes, finalmente terminas con los cuatro de siempre. O cuando comienzas una nueva relación, oh! Eso es lo mejor... Una nueva relación:

El primer mes todo es magia, el segundo ya ves el truco, el tercero ya tienes cincuenta "peros" y el cuarto... ¿Alguien llega al cuarto? Ah! cierto, es cuando te levantas de su cuarto, te subes los gallumbos y vuelves a casa temprano.

Pero hay muchos más comienzos, tenemos los comienzos de curso: Esos en los que la primera semana llenamos nuestra agenda, apuntamos todo en el cuaderno, y nuestra letra parece escrita a plumilla satinada.

Luego viene octubre, y la agenda queda olvidada, el cuaderno grafiteado y las paginas se muestran bastante desaliñadas.

Y es que es imposible comenzar sin acabar, y lo que comenzamos va terminar también con el comienzo de otro futuro final. Comenzaremos relaciones concluyendo las anteriores, empezaremos cursos terminando los anteriores y siempre estaremos en ese punto de indecisión en el cual continuar siempre implica acabar.

Por ello comienzo mi nueva etapa, con mi mochila de sueños acumulados y retales de viejos caminos. Con ganas y esperando que este nuevo ciclo que algún día terminará me aporte un mínimo de felicidad, pues al fin y al cabo todo va terminar, pero en mi mochila aun quedan muchos recuerdos que guardar.