jueves, 27 de noviembre de 2014

Gracias

Me considero un gran fan del mundo anglosajón, de lo que al otro lado del charco refiere, de sus costumbres, de su televisión, de su música, de esos institutos repletos de tíos buenos, y esos pasillos ventilados a favor de las rubias de sus películas.

En estos días celebran su "acción de gracias" ese día que comen pavo y los asiduos dan gracias a Dios, Buda, o Lady Gaga... A quien sea que quieren agradecerle algo. Yo quiero aprovechar para dar gracias, la verdad es que no sé si debo algo a alguien... Puede sonar egocéntrico, o quizá de un egoísmo superlativo pero lo siento así. 

Pero quitando esos momentos de pleno egoísmo, en mis mejores ratos sí que soy consciente de que soy afortunado pues nunca me sentí abandonado. Siempre tuve ese colchón familiar, quizá reducido, tal vez en los últimos años incluso más reducido... Pero al fin y al cabo siempre conmigo. Y por ello, y por sentirme más anglosajón, me dispongo a hacer el pavo y mostrarme agradecido. 

Soy cada momento vivido, soy cada sonrisa provocada, fingida... Cada persona que entró o salió de mi vida, cada día, cada noche de pasión, cada frase sin corazón, cada mala decisión, cada libro leído, o hasta cada curso repetido. Soy todo lo que me han dejado, todo lo que he prestado, todo lo que me han robado. Soy cada beso que he dado, cada beso que me han dado, o todos los que me he imaginado... Soy cada frase que en este rato has leído, y todas las que no has entendido. Soy un libro abierto, soy un cuaderno en blanco, soy todo lo que he escrito con mis hechos, y todas las hojas en blanco que aun me quedan. Soy cada camino que he recorrido, y todos los que me he perdido... 

Soy todo lo que he vivido en 21 años, y como ni recuerdo todo lo que he vivido, no puedo estar plenamente agradecido. Pero si quiero recordar, con más o menos moñeria, que soy todo lo que en estas dos décadas me ha sucedido. Por ello, bueno, malo, o peor: Soy y seré lo que me ocurra desde ahora, pero con la sombra de todo lo que ya ni recuerdo que me hizo como me muestro.







domingo, 16 de noviembre de 2014

Cincuenta Sombras De Gay

Siempre he tenido más o menos idealizado lo que quería en un futuro, creo que jamás fui sumamente original en lo que a deseos se refiere. Y es que creo que soy poco menos simple que esa gente que sueña con una bonita y acogedora casa, un novio cariñoso y quizá un perro bonito que nos despierte cada domingo saltando en nuestra cama.

También habría mañanas festivas en las que nuestro perro no nos despertaría, y esas mañanas serían geniales para despertar juntos entre caricias, risas, y una bonita escena americana de sexo finalizada con un café y su camisa tres tallas más grande puesta en mí.

Conocí todo esto hace no mucho, la independencia y la magia de una noche y su mañana, el amanecer y verte con él, fingir dormir por la curiosidad de saber que hará, y volverte a dormir sin preocupación pero con cierta emoción. Hacerte a su aroma y casi llevarlo impregnado, ponerte su ropa y sentir que te acompaña en la breve distancia que recorres de vuestro cuarto al salón.

Es genial, y al final todo da vueltas sobre la confianza. La confianza de despertarte en gallumbos y con tu encerado pelo de ayer revuelto, la barba que la otra noche era de dos días y medio y que ya va a por el cuarto. Es casi mágico, pero el sentimiento de libertad esa mañana es especial, único.

Quedarte en la cama a su lado con la única idea de estar, dar cincuenta vueltas el uno sobre el otro sin poder evitar repetir lo ya repetido la noche anterior. Hacer de las mantas un complemento fugaz que viene y va, terminar una y otra vez y decidir una tregua en la ducha, pero solo por esta vez.

Reír en el espejo, sonreír entre besos por nuestro reflejo, adecentarnos frente a él, sonreír y volver a reír. Y es que quizá no me puesto a analizar exactamente lo que quiero en mi futuro, no he estudiado cada uno de los detalles, pero teniendo en cuenta que hoy es domingo... Me quedo con mi idea explicada, y que la cama, las mantas, y las cincuenta dudas de que será de mí entre semana queden un poco ahogadas.