sábado, 7 de mayo de 2016

La Gente Siempre Se Va

Llevo veintitrés años viajando en un tren, es un tren enorme que tiene muchos vagones y para en casi todas las estaciones. Es un tren de madera, de esos bonitos que salen en las películas de Harry Potter. Por mi tren han pasado muchísimas personas, muchos solo entraron para saludar, otros se quedaron un tiempo y otros rompieron algunos de mis mejores vagones. He decido hacer una pequeña excursión por el tren; quiero descubrir que hacía en aquellos viejos vagones del pasado. 
Entré en mi vagón de la infancia, el de la inocencia, aquel que se llenaba de color en un mundo lleno de bruma y dolor. Me senté en mi primera silla de estudiante, allí estaba mi yo infantil haciendo sus deberes -reí- él lloraba por no entender matemáticas, se distraía con la pared, vestía aquella camiseta de Spider-man. 

Salí de mi pasado lejano y llegué al vagón de las primeras veces; me sonrojé al encontrarme en aquella cama. Empecé a reír a carcajadas, miré como besaba, jadeaba, arañaba, susurraba "te quiero"
Era romántico y espeluznante verme en tal situación, pero no podía dejar de mirar mientras me reía sentado en el suelo de mis recuerdos. Anhelaba esa poca vergüenza, estimaba al chico que descubría su vida y dormía con el que creía que sería el amor de su vida. 

Continué por el vagón de la adolescencia hasta llegar a una playa, la playa de mi primera fiesta con alcohol; mis amigos, eran mis mejores amigos y compañeros de clase. Me senté a unos metros de mí, me miré bebiendo los primeros tragos mientras hacía muecas -reí y negué recordando lo poco que me gustó aquel vodka- En parte anhelaba a mi yo "explorador" aquel que descubría cosas de mayores, el que probaba lo prohibido y tenía tanto por conocer.

Corrí por los vagones, pasé de uno a otro rememorando citas, viejas amistades y comidas familiares.
Llegué a mi presenté, me mimeticé en mi ser y reflexioné sobre todo lo que había vivido. Parecía que mi pasado estaba lleno de fantasmas, casi no tenía similitud alguna con mi presente. Mis amigos, compañeros, familia, lugares e incluso características personales... Había creado mi ser con retales de cada recuerdo, de cada vivencia, de cada persona que entró y salió de mi vida. Y es que soy la suma, resta, multiplicación y división de cada vivencia y decisión que tomé en cada vagón; soy un poco de todo lo que he tenido, cada persona y momento que he vivido me ha creado... Es genial imaginarme en diez años paseando por mi vagón del 2016.