sábado, 20 de diciembre de 2014

Merry Xmas #EspecialNavidad

Nunca fui gran fan de las navidades, el corte inglés no me termina de convencer y el espumillón no me aborda de ilusión. No soy un asiduo creyente, no veo el arte en el portal de Belen, ni me sé la coreografía de los villancicos. Aun así, sí que recuerdo algún retal de felicidad en navidad, y los regalos siempre hacen ilusión a nuestro niño interior.

No obstante, intento ser consecuente y analizar de forma coherente qué es lo que no me grata de estas fechas. Quizá sean los retales de los recuerdos de aquellos que no están, o quizá la parafernalia de grandes almacenes que te meten por los ojos a las familias americanas, el rosa, el azul, y las luces que iluminan hasta el más oscuro corazón.

Y es que el espíritu de la navidad es el reflejo del anuncio de la la lotería de navidad, la que siempre toca (Yo sigo pobre) La navidad es ir a un bar y pagar 21 euros por un café, la navidad son las tres pelis iguales de antena 3, la navidad es el turrón suchard, la navidad es olvidar el racismo con Baltasar (¿Era este el negro, no?)

Por eso, creo que no entiendo la razón de mi rechazo a tal geniales días, todo es de color, todo se ilumina de un espíritu navideño, y las calles embriagan ese olor a 540 perfumes diferentes que regalaron los reyes la noche anterior.

Creo que en resumidas cuentas si quito el materialismo, el consumismo, la religión, y el espumillón... Las navidades son otros días geniales en los que comer, beber, reírse con la familia y amigos. Tal vez lo que realmente no me gusta de la navidad es el chip que yo me he creado de ellas. Aun así, siempre tienen ese toque dulce, feliz, rico y hogareño que te transporta.

Siempre me queda la ilusión de pensar que en un futuro la navidad será genial, tendré a mi novio perfecto, mi salón precioso de madera, la chimenea, la manta, y fuera mucha nieve en el jardín a juego con nuestra valla blanca... Ya me vuelto a pasar con el champán.

Felices fiestas a todos, y mil gracias a todos mis "dramatistas" que leéis con ganas cada #DramasDiaries


martes, 16 de diciembre de 2014

Dextrocardiaco #EspecialBooksDiaries

// Al igual que en mi otro "especial" os comento: Esta entrada es una critica a lo que son los libros para mí, pero plagado de referencias al libro que más marcó mi 2014. Aun sin haberlo leído podéis leer perfectamente, es comprensible y sigue la misma linea de mis otras entradas //

Nunca he sido un gran lector, ni he devorado a conciencia cientos de libros. No obstante, siempre he sido un enamorado de las palabras, un curioso aprendiz de escritor, y sin ser un cardíaco de las paginas, siempre llevé un libro en mi mochila.

Y es que al final busco perderme en cada página, perderme igual que un turista se pierde entre las calles, las luces y los altos edificios de Madrid. Nunca he considerado buen escritor a aquel que vende millones de libros, siempre me guiado por aquel que sabe plasmar lo que yo viví, o lo que quiero vivir, sentir...

Me gusta inventar a personajes perfectos mediante sus descripciones, aprender de las malas decisiones de un protagonista con orejas de soplillo, reírme por las locuras de algún fiestero que trasnocha, y sufrir por sus relaciones que nunca llegan a buen puerto. También es genial leer tu vida en cada pagina, analizar como tú mismo cometiste sus errores, descubrir que muchas veces somos para nuestros ex lo que nuestros ex fueron para nosotros, y es que en las relaciones siempre tiene que haber un verdugo.

Es genial lograr que un libro te cautive, pasar cada página esperando descubrir si finalmente acabaran juntos, estar a mitad de libro y enamorarte de un secundario al que quieres a tu lado. Adorar a ese secun(d)ario y pensar que lo quieres para ti. Y es que la magia de los libros reside en hacerte ver, creer, transmitir a tu mente una idea que te haga sentir, sentir eso que el escritor suelta en su ordenador.

Finalmente, los libros son como las películas y las series. No siempre acaban como queremos, muchas veces nos quedamos con ganas de segunda parte, o con ganas de un "spin off" de alguno de los personajes. Quizá podamos mantener la esperanza de que algún día esos personajes volverán, al igual que vuelven pelis los 80 como Star Wars, o series como Twin Peaks. Pero teniendo en cuenta que el final parece cerrado, que la vida al fin y al cabo solo tiene un final, quizá es mejor dejarlo estar.

Por ello, me quedo con la historia original, los personajes, con los buenos ratos que me hizo pasar, el secun(d)ario con el que me quiero acostar... Todas sus páginas, y cada una de sus palabras.

PD: Os recomiendo plenamente "Dextrocardiaco" de Juan Arcones.














viernes, 12 de diciembre de 2014

Quizá sea con tu mejor amigo.

Siempre me considerado alguien que valora a sus amigos, siempre he creído que ellos son la familia que por sangre no te tocó. Esas personas que llegan de casualidad, y se juntan día a día hasta crear una amistad.

Me puesto a pensar en mi mejor yo, soy la mejor parte de mí cada vez que hablo con alguno de ellos, soy concienzudo, empático y hasta simpático en mis peores ratos. Por ello he pensado en que no comprendo la importancia de buscarme un príncipe azul, si ya total en plena ciudad no pueden cabalgar en su caballo blanco, tampoco es que estén dispuestos a subir los balcones, ni yo dispuesto a permitirles humillarme así.

Y es que los tiempos han cambiado, los novios ya no tienen que ser príncipes azules, ni grandes caballeros. Si yo lo que quiero es uno que me lleve al cine, que hable de su vida, que nos riamos con nuestros amigos, que veamos la luna de casualidad cuando volvemos de una aburrida y monótona noche de fiesta.

Quizá esa es mi pega, busco el cliché del romanticismo, pero edulcorado con esa mejor amiga que te habla a diario, con esos rasgos de esa misma amiga que sin verte ni escucharte sabe cuando estas bien o mal, con ese punto maternal en el que te la imaginas negando y frunciendo el ceño mientras te escribe: No, por ahí no. También edulcoró mis grandes fantasías de novio perfecto con ese amigo con el que hablo de series, pelis, el mundo, o el digno suicidio de pensar lo mismo y flipar de que los demás no sepan llegar a ese punto. Como soy humano, no puedo evitar incluir en esa batidora de matices unos bonitos ojos azules, un pelo de anuncio televisivo, y puestos a pedir... Hasta un suave aliento a menta!

Obviamente, no espero lograr que el amor de mi vida sea una fusión de esa mejor amiga, de ese gran amigo, y de ese físico australiano. Pero en el trasfondo si que analizo que tal vez la cosa no es tener un amigo con el que hablar de tu novio. La cosa perfecta debe ser tener un mejor/gran amigo novio, al fin y al cabo... Si con esas personas soy mi mejor yo, por qué no buscar alguien con quien ser así en una convivencia. Todo sería más simple, los temas están claros, el cariño asegurado, las risas y batallitas vividas siempre amenizarán las tardes de domingo en casa, y el sexo siempre es un mecanismo simple.

Por ello no entiendo lo de vestirse de pinguino , ni lo de sacar temas tontos en la barra de un bar, aun peor lo de ir a una discoteca a ligar. Es imposible que lo que me pueda encontrar ahí tenga algo que ver con lo que me puede llenar, o tal vez me cierro puertas por no querer coger un vaso de plástico y medio bailar a Enrique Iglesias... Pero por ahora sé que a esos grandes amigos no los encontré así, y si quiero que mi príncipe sin caballo sea como ellos, quizá deba buscarlo de la misma manera... ¿Voluntarios a mi mejor amigo?


jueves, 27 de noviembre de 2014

Gracias

Me considero un gran fan del mundo anglosajón, de lo que al otro lado del charco refiere, de sus costumbres, de su televisión, de su música, de esos institutos repletos de tíos buenos, y esos pasillos ventilados a favor de las rubias de sus películas.

En estos días celebran su "acción de gracias" ese día que comen pavo y los asiduos dan gracias a Dios, Buda, o Lady Gaga... A quien sea que quieren agradecerle algo. Yo quiero aprovechar para dar gracias, la verdad es que no sé si debo algo a alguien... Puede sonar egocéntrico, o quizá de un egoísmo superlativo pero lo siento así. 

Pero quitando esos momentos de pleno egoísmo, en mis mejores ratos sí que soy consciente de que soy afortunado pues nunca me sentí abandonado. Siempre tuve ese colchón familiar, quizá reducido, tal vez en los últimos años incluso más reducido... Pero al fin y al cabo siempre conmigo. Y por ello, y por sentirme más anglosajón, me dispongo a hacer el pavo y mostrarme agradecido. 

Soy cada momento vivido, soy cada sonrisa provocada, fingida... Cada persona que entró o salió de mi vida, cada día, cada noche de pasión, cada frase sin corazón, cada mala decisión, cada libro leído, o hasta cada curso repetido. Soy todo lo que me han dejado, todo lo que he prestado, todo lo que me han robado. Soy cada beso que he dado, cada beso que me han dado, o todos los que me he imaginado... Soy cada frase que en este rato has leído, y todas las que no has entendido. Soy un libro abierto, soy un cuaderno en blanco, soy todo lo que he escrito con mis hechos, y todas las hojas en blanco que aun me quedan. Soy cada camino que he recorrido, y todos los que me he perdido... 

Soy todo lo que he vivido en 21 años, y como ni recuerdo todo lo que he vivido, no puedo estar plenamente agradecido. Pero si quiero recordar, con más o menos moñeria, que soy todo lo que en estas dos décadas me ha sucedido. Por ello, bueno, malo, o peor: Soy y seré lo que me ocurra desde ahora, pero con la sombra de todo lo que ya ni recuerdo que me hizo como me muestro.







domingo, 16 de noviembre de 2014

Cincuenta Sombras De Gay

Siempre he tenido más o menos idealizado lo que quería en un futuro, creo que jamás fui sumamente original en lo que a deseos se refiere. Y es que creo que soy poco menos simple que esa gente que sueña con una bonita y acogedora casa, un novio cariñoso y quizá un perro bonito que nos despierte cada domingo saltando en nuestra cama.

También habría mañanas festivas en las que nuestro perro no nos despertaría, y esas mañanas serían geniales para despertar juntos entre caricias, risas, y una bonita escena americana de sexo finalizada con un café y su camisa tres tallas más grande puesta en mí.

Conocí todo esto hace no mucho, la independencia y la magia de una noche y su mañana, el amanecer y verte con él, fingir dormir por la curiosidad de saber que hará, y volverte a dormir sin preocupación pero con cierta emoción. Hacerte a su aroma y casi llevarlo impregnado, ponerte su ropa y sentir que te acompaña en la breve distancia que recorres de vuestro cuarto al salón.

Es genial, y al final todo da vueltas sobre la confianza. La confianza de despertarte en gallumbos y con tu encerado pelo de ayer revuelto, la barba que la otra noche era de dos días y medio y que ya va a por el cuarto. Es casi mágico, pero el sentimiento de libertad esa mañana es especial, único.

Quedarte en la cama a su lado con la única idea de estar, dar cincuenta vueltas el uno sobre el otro sin poder evitar repetir lo ya repetido la noche anterior. Hacer de las mantas un complemento fugaz que viene y va, terminar una y otra vez y decidir una tregua en la ducha, pero solo por esta vez.

Reír en el espejo, sonreír entre besos por nuestro reflejo, adecentarnos frente a él, sonreír y volver a reír. Y es que quizá no me puesto a analizar exactamente lo que quiero en mi futuro, no he estudiado cada uno de los detalles, pero teniendo en cuenta que hoy es domingo... Me quedo con mi idea explicada, y que la cama, las mantas, y las cincuenta dudas de que será de mí entre semana queden un poco ahogadas.




miércoles, 22 de octubre de 2014

Quiero escribir algo que signifique algo para alguien

//Este texto está inspirado en la serie que marcó un antes y un después en mi vida, que hizo de forma algo lineal la persona que soy. Aún sin ser fans, es legible, pero habrá puntos que quizá no comprendáis// 

#OneTreeHill

Hoy quiero hablar de un viejo amigo mio, un amigo que con quince años decidió parar.
Miró las estrellas y observó como un cometa pasaba ante sus ojos.
Fue gracioso, casi arrollador, pero ese cometa marcó su vida para siempre...
I don´t wanna be anything other than what I've been trying to be lately (8)

Corría el año 2003 y mi amigo (con nombre que pronto olvidaría) pasaba uno de esos momentos que quedan grabados en la mente: Una familia abatida, un adiós con portazo, y todo muy mal edulcorado con dramas familiares que ennegrecían y terminaban con toda su rutina hasta entonces conocida. Mientras su rutina terminaba, al otro lado del charco, ese septiembre comenzaba una nueva rutina, una nueva historia que cambiaría su vida.

Pasaron los años y nuestro protagonista se había convertido en un escritor de dramas; los escribía en papel, los guardaba en carpetas, y hasta los destruía por no creerlos buenos.
Cual artista deprimido que guarda sus trabajos en el asiento trasero de un "Comet" negro, se defraudaba escuchando música indie en su habitación.
Siempre se sintió diferente a los demás, siempre ocultó su rostro en una capucha, ysiempre caminó con cascos a lo largo de puentes y calles. Era ajeno a los coches que pasaban; a la gente que no le miraba; y al mundo que le rodeaba. Decidió cambiar, ponerse un nombre que marcase su peculiaridad secundaria, tal vez algo que le influyese, quizá algo que le estuviese marcando esos años: Chris Keller.

Keller para él representaba un cambio, una forma de hacer las cosas, un adiós a la vergüenza, y un "Si yo quiero; se puede" Parecía mentira pero en dos tempo... años se estaba convirtiendo en toda una lección de vida. Parecía que le rodeaba un mundo alternativo, un grupo de gente que ya casi era de la familia: Eran impresionante las experiencias y lecciones que aprendía con frases y moralejas al final de cada capi.. día.

K siguió su vida, se graduó al igual que sus personajes favoritos, y sobre él también pasaron los años. Descubrió que no siempre todo lo que soñamos en el instituto se hace real; que lo mejor de salir de esos pasillos también conlleva lo peor de salir de ellos. Observó que hay gente que parece avanzar muy rápido, gente estable que se mantiene, por ejemplo: su pareja del instituto durante 9 temp... muchos años, y gente que al contrario en 9 temp... años puede probar suerte en diversas camas. También apreció que hay gente que viene y va, que en la vida no hay personajes principales e insustituibles, que puede llegar una nueva pareja, unas nuevas personas y la historia continuará avanzando.

Pero toda historia tiene un final (Como ya dije en mi primera entrada hace unas semanas) y por ello, llegó el momento de decir adiós. Nuestro amigo (que en un principio tenía quince años) ya rozaba la veintena, había aprendido y mantenido desde hacia años su nuevo estilo de vida (que firmaba día a día con su apellido nuevo). Para sorpresa final, el personaje que le dio nombre se presentó en el adiós y, para que jamás olvidase de donde venia; también apareció un "desencapuchado" observador de cometas.

Ese 5 de abril de 2012 cerré, digo... cerró, él... *carraspeo friky* Pues eso, ese 5 de abril de 2012 cerró de nuevo un ciclo de su vida. Termino aprendiendo que desde ese momento todo iba ser diferente; sabiendo que las historias avanzan; que hay cosas que siempre quedan, pero que el guión da muchas vueltas. Que pueden pasar dos años de un final y, que la ciudad del amor, decida acoger a todos los personajes que cambiaron a muchos de mi generación. O que llegue cada 24 de septiembre y los fans rememoren aun hoy en día su inició. Y es que si hay algo que me ha quedado, que me ha marcado: Es el hecho de que los ciclos se cierran con mochila, con matices, con cargas que te acompañan siempre. Y yo desde 2006 me prometí que confiaría más en mi, que sería más Chris, que marcaría mi cambio y firmaría cada día con Keller. Mierda! me olvidé de ponerlo en tercera persona, otra vez...

En 2016 sigo firmando como Keller.

Keller











lunes, 20 de octubre de 2014

Chimenea, frío, abrigo.

Da miedo ¿Sabes? Es realmente acojonante: Ponerte el pitillo adecuado, las botas que no calan, un jersey de lana y esa gabardina larga que tapa y protege de la lluvia.

Durante ese paseo bajo la lluvia, el viento, frío... sientes que dentro de ti todo está bien. Elegiste bien y solo añoras el volver a tu casa, coger tu manta y acurrucarte calentito. Justo eso es lo que me hace valorar cada invierno, en mi opinión la única estación que proporciona irónicamente tanto calor, tanta protección.

Y es que creo que ese el máximo sentimiento que anhelo diariamente, la frase que siempre quiero escuchar, o la canción de esa artista trasnochada que repite una y otra vez la misma falta de calor en su corazón. La sensación de que el abrazo no va terminar, el sentimiento de que nunca te va fallar, o la mera certeza de que diariamente te va saludar por "WhatsApp".

Tras terminar la jornada llego a casa, me descalzo (bendito orgasmo), salgo de los pitillos (aquí llego al climax) y me envuelvo con pijama y mantas. Volvemos a sentirnos cuidados, es hasta reconfortante, te sientes hasta mimado. Pero nada, son cuatro mantas contra el frío de la calle. Y aquí mi feliz resultado a mi extraño experimento personal: No afecta la proporción del frío que haga fuera, lo mal que estén las cosas en otros ámbitos, o si hasta esa cantante trasnochada te habla diariamente de desamor. Lo que realmente te da calor, te cuida, te protege... Es el sentimiento de protección que tengas alrededor, o a tu lado, o la confianza de que antes de irte a dormir vas a sonreír porque igual te llega ese "WhatApp".

Hay muchos conceptos de protección, y muchos tipos de los cuales no vamos a hablar. Pero al terminar el día, cuando sumas esa manta final a tus cincuenta capas, ahí te desproteges, tiras tu armadura de forma inconsciente, te permites soñar. Y durante horas solo vuelas, planeas por tu mente y te enfrentas a lo mejor y peor de ti. Justo ahí, en ese momento que estas volando sobre tu mente, ese instante en el que despiertas de forma acelerada, perezosa... Ese es el único segundo del día en el cual estas acojonado, aun no te pusiste la armadura, aun no hay nada en la memoria de ese día, aun no has recibido o leído ese "WhatsApp" pero... Lo harás! Y si te protege continuará esa tarifa plana de cuidado incondicional, y quizá si tienes suerte:  Apagarás el despertador, le mirarás mordiéndote el labio, y le abrazarás protegiéndoos a ambos pues solo es un domingo más.

lunes, 6 de octubre de 2014

Contigo soy más yo que con nadie.

Me levanto cada mañana, y sigo en serie esas rutinas que algo o alguien me dicen que he de seguir. Me ducho, me visto (con más o menos estilo) salgo y sonrío. Me miro en los reflejos de los cristales, me juzgo en cada escaparate, y mantengo mi disfraz inerte ante todo ser expectante.
Y es que todos somos grandes interpretes, yo quizá más, pero no por aparentar... solo por ocultar.

Construí a lo largo de mi vida grandes murallas matizadas con miedos, decepciones, y muchos clichés de fracasos emocionales. Probablemente ese cerco construido lo cimenté en hechos contradictorios, en miedos inventados, y en poco riesgo para tanto amor propio que me tengo. Quizá por eso, a poco interés puesto, lograste tirar y atravesar en poco tiempo cada descosido de mi disfraz, y entraste de forma integra a mi personalidad. 

Detrás de esa muralla, cerco, disfraz... Solo había un niño al que se le olvidó jugar, que dejó el parque por miedo a caerse, que dejó de correr para evitar tropezarse, y que dejó de vivir aventuras por miedo a perderse. Pero tal vez eso era necesario, perderme.

Me perdí, me enamoré de la idea de estar enamorado, encontré al príncipe en los detalles reales, y viví cual adolescente escenas sorprendentes. Amanecí en brazos cariñosos, cómodos y acogedores, me sentí en algodones, y hasta me abordaron bonitas flores.

Sentí la distancia, viví el miedo al adiós, callé por evitar una mala situación, dije demasiado por no arriesgar a anhelar algo que ya era de verdad, y volví a buscar ladrillos para volver a cercar mi limite de seguridad. Miré sus ojos de abismo terminal, y mientras todo llegaba a su final abordé la idea de que no era miedo, era sinceridad.

Tiempo después me reflejo en sus ojos y pienso en que sabe todo, en que conoce cada recoveco, en que sabe que puntos tocar, y en que no se fue de mi lado pues para él ya no hay murallas que saltar. Y es que no hay que lucir una armadura para matar al dragón, solo seguir la sinceridad que palpite el corazón.

Los cuentos felices son historias sin terminar, y es que si terminan ya no son felices, espero seguir con este juego de miradas eternas, este vaivén de encuentros y sonrisas, esta eternidad breve que no termina. Y es que me gusta, y hasta la anhelo cuando no la tengo. Y es que me repito con los "y es que" pero es que nadie me conoce ya como tú... Contigo soy más yo que con nadie.



viernes, 3 de octubre de 2014

Principios de finales.

Los comienzos son complicados, son ambiciosos, son soñadores, son temerosos... Pero sobretodo, son novedosos.

Y es que todo al principio es bonito, todo son sueños, ambiciones y cero decepciones. Es como cuando planeas tu perfecto cumpleaños dos meses antes, finalmente terminas con los cuatro de siempre. O cuando comienzas una nueva relación, oh! Eso es lo mejor... Una nueva relación:

El primer mes todo es magia, el segundo ya ves el truco, el tercero ya tienes cincuenta "peros" y el cuarto... ¿Alguien llega al cuarto? Ah! cierto, es cuando te levantas de su cuarto, te subes los gallumbos y vuelves a casa temprano.

Pero hay muchos más comienzos, tenemos los comienzos de curso: Esos en los que la primera semana llenamos nuestra agenda, apuntamos todo en el cuaderno, y nuestra letra parece escrita a plumilla satinada.

Luego viene octubre, y la agenda queda olvidada, el cuaderno grafiteado y las paginas se muestran bastante desaliñadas.

Y es que es imposible comenzar sin acabar, y lo que comenzamos va terminar también con el comienzo de otro futuro final. Comenzaremos relaciones concluyendo las anteriores, empezaremos cursos terminando los anteriores y siempre estaremos en ese punto de indecisión en el cual continuar siempre implica acabar.

Por ello comienzo mi nueva etapa, con mi mochila de sueños acumulados y retales de viejos caminos. Con ganas y esperando que este nuevo ciclo que algún día terminará me aporte un mínimo de felicidad, pues al fin y al cabo todo va terminar, pero en mi mochila aun quedan muchos recuerdos que guardar.