martes, 22 de diciembre de 2015

No soy esa clase de chico

No soy esa clase de chico, ése chico al que todo le sale bien; al que le gusta volver a las seis; al que todo le queda bien.

No me sé peinar, no sé cantar, y solo sé  bailar tras beber dos copas de más.
Tampoco soy el chico que pasea princesas cada sábado a las seis; no amanezco y la dejo dormir sin dejar mi numero y, tampoco quiero, pero sí soy el que se toma el café de resaca con ella al día siguiente a las diez.

No soy de los chicos que sale con ellas y es una más; tampoco soy un ejemplo de vestimenta (aún aconsejando muchas veces lo que pueden ponerse).
No entiendo de colores y matices; no me gustan mucho los musicales y tampoco sé maquillarles.

Soy parte de esa pequeña parte de gente que es feliz con un paseo y conversación; soy de los que aprecia la letra de una canción; soy de los que canta por audios de WhatsApp; soy el psicólogo de mis amigas y el loco sin solución ni respuestas para él mismo.
Soy un barullo de contradicciones; soy una persona que odia la navidad pero adora su luminosidad; soy un insensible que llora con Titanic; soy el gilipollas que llama el día después.

Me defino como un chico abierto y sincero, abanderado del dialogo, no obstante, necesito un blog que usar por manual descriptivo para ser entendido ¿friki? ya no... Desde que lo habéis puesto de moda ya no me mola, ya no soy diferente.



sábado, 21 de noviembre de 2015

El último día,

Ser una persona controladora me convierte en tabaco en las manos torpes de fumadores de invierno, esos que salen a la puerta a fumar en enero. Al igual que ellos me congelo en un modo de vida destructivo y adictivo, pero no puedo evitar temer el perder mi control. Por ello; vuelo, me escapo entre los dedos de un destino muy sádico. Amanezco cada mañana en un tejado, me hago a la idea de que controlo las tejas, y me mojo con agua sucia manchando mi alma mientras ellos ensucian sus pulmones.

Tras quinientos besos, doscientos abrazos y decenas de polvos; hay historias que concluyen en portazos, bloqueos de whatsapp o cigarros de relajo. Nunca sabemos cual sera el último de cada uno de ellos y, eso los convierte en poco elaborados. Nunca supe revolver bien el cola-cao, siempre me quedaba cacao al fondo ¡Pero es genial! Eso convierte al último trago en algo genial. Ahí la cuestión de todo, lo aprovecho y disfruto por saber que es el último. 

Tras una veintena observo a esos que no viven con alma de suicida, esos que se levantan con confianza de mañana y pasado. Ellos creen en próximas semanas para disfrutar de ese último trago. Abrazar por abrazar (de forma mecánica y sin olerle el pelo) besar por besar y hacer del sexo una descarga emocional con rápido final. 

Tras cincuenta vuelos, tras escapar de los dedos de esos fumadores helados; hoy he visto que el invierno hace mejores personas a esos "sin alma" Los hace presos de su frío y dependientes de ese último trago caliente. La realidad, la verdad y el frío nos hace emocionales y mágicamente geniales. Por todo esto, por los gorros, bufandas y cola-caos... Amo el frío invernal. 

jueves, 29 de octubre de 2015

¿Cómo se hace una vida contigo? Conozcámonos... Otra vez.

Sentémonos a la mesa tú y yo, hagamoslo como dos desconocidos que se conocen de toda la vida. Finjamos que no nos queremos, no nos conocemos, que jamás nos vimos desnudos. Empecemos la cena que cierra el día, invito yo, pero pagamos los dos. Puede sonar catalán; intentad leer entre lineas, pagar es un concepto tan amplio...

Sonrieme y deja ese móvil en la mesa, en este garito de mierda no hay cobertura ni wifi. Seamos valientes, mirémonos a los ojos sin escudarnos en el whatsapp. Exacto, me he repeinado el flequillo por los nervios, me has calado; es demasiado temprano, la botella de vino sigue entera.

La conversación se llena de magia, nuestros móviles mantienen el 90% de la batería. Llevamos cuatro horas conversando y la cena ya se ha terminado. Dos botellas de vino, una cena perfecta, mil batallas relatadas, y cuatro risas por minuto que me hacen creer que la laca no es necesaria en un pelo tranquilo y relajado.

Te levantas al baño, bailoteo con mis tobillos bajo la mesa. La mañana ha comenzado, las y poco de la madrugada marcan un amanecer inminente y mi corazón se deshace cual pastilla efervescente. No me considero un loco delirante, pero de mayor siempre quise ser adolescente ¿Poca ambición? otros solo desean ser futbolistas.

Vuelves del baño, pago la cuenta (ya os dije que invitaba yo)  Salimos de ese maravilloso garito de mierda, cruzamos la puerta, pasamos el umbral del cielo y bombardean los móviles ¡Gracias altas redes de comunicación!
Me miras, sonríes y bailamos bajo la luna. Mi móvil vibra y compite con mi corazón, el tuyo se choca contra mí presionando mi pantalón... No, ya no sé si hablo del teléfono.

Amanezco en una batallada de sabanas, el móvil suena sin parar y lo cojo con torpeza ¡Genial! he vuelto a ponerme en la oreja un notificación de Instagram...
Compruebo la notificación y río a carcajadas ahogando un bostezo en mi mano. Una foto tuya y una pregunta ¿Cómo se hace una vida contigo? sumado a cincuenta "#" edulcorados y enamorados. Muy genial, nos hemos vuelto a conocer...


domingo, 11 de octubre de 2015

Correr sin tener prisa y llorar de la risa.

Siempre he sentido amor por expresar mediante palabras escritas lo que por palabras habladas me asusta. Es tan fácil elegir mediante la cabeza lo que el corazón bombea, enfrentarse al folio en blanco en vez de a las miradas.

Siempre confundo la timidez con la bordería, la bondad con un ataque voraz que censura una catastrófica serie de desdichas que acorazan la verdad. Sería genial cantarlas, crear un álbum indie de dramas y desdichas; no arrasaría... Bien lo sé, pero nunca quise ser el favorito de millones, me basta con ser el favorito de un solo alguien.

Soy totalmente conformista, busco la lluvia con el color del otoño, ropa cómoda y ajustada que no deje entrar las verdades que me amenazan, y una larga gabardina negra que dé elegancia a mis secretos inconfesables. Pisar charcos con botas grandes negras, de esas que no calan si juegas en los charcos como los niños, de esas que disimulan tu alma infantil y te hacen parecer un adulto de veinti y pico, y no de veinti poco.

Tampoco quiero ser mal interpretado, no pido ser un adulto maduro; solo rara vez quiero crecer, y esos son mis días más felices -¿Qué dices Keller? Digo que no quiero crecer, pero cuando quiero crecer soy ese niño que siempre quería ser mayor, y eso es genial (ser niño) es realmente genial.
Los juegos de mayores no son divertidos, solo los relacionados con la noche (no entiendo su nocturnidad) yo también quiero jugar durante el día.

Correr por la calle sin tener prisa, mojarte la ropa sin que importe el frío, llorar por alguien y no relacionarlo con la humillación, comer con las manos y mancharse la boca de chocolate. Parece que todo esto ya no nos sale, y yo ya llevo tiempo sin querer ser mayor (y eso me acojona).

No obstante, prometo descalzarme una tarde cualquiera por las calles, correr por ellas y reír hasta que empiece a llover, calarme de arriba a abajo y llegar a casa completamente mojado, provocar el enfado de mamá, y llenarme las mejillas de nocilla a falta de natillas.

viernes, 18 de septiembre de 2015

La magia de una colilla en nuestro tejado.

Subí a nuestro tejado. Esa noche estaría solo, no habría sesión de cigarrillos y pitillos ajustados. Tras pasear por las tejas con torpeza, decidí sentarme y mirar al horizonte. Siempre adoré ver amanecer, pero eran las tres de la mañana y me tenía que entretener. Abrí mi botella de vodka, la alcé y susurré tu nombre a modo de brindis. Éramos dos incomprendidos, dos ovejas descarriadas que eran sin ser, que no querían ser, no querían caminar junto a la verdad. Éramos algo así como la revolución, esa opción que no eligen los que visten de moda y caminan al son de reggaeton.

Cuatro menos cuarto. Un cuarto de botella bebida, yo empezaba a ser sincero con las estrellas. Les comentaba el regreso de la magia a mi vida, la magia de verdad. No entiendo la unión conceptual entre magia y falta de realidad, no comprendo el creer que la magia es luz en la oscuridad ¿Y si la magia quiere ser bruma en la noche? Tal vez ni siquiera funciona con varitas, yo personalmente la encontré en las letras de diferentes artistas. Me encanta leer verdades a medias, frases incompletas, y escudos del autor que dicen sin decir. Me gusta leer a incomprendidos que no cuentan toda la verdad, que se dejan la tinta en el tintero, que disimulan con su pluma su alma rota.

Más de la mitad de la botella consumida. Me tumbo sobre las tejas, la comodidad es preocupante, no siento mi cabeza sobre el frío tejado. La luna me ilumina la cara, recuerdo cuando ambos nos sentamos en el tejado. Adoro esas noches, yo apoyado sobre su hombro y escuchando sus reflexiones sobre las tormentas. La gente corriente ve absurdo pasar una tormenta a la intemperie. Él y yo pasamos el invierno en aquel tejado viendo tronar y llover, también recuerdo que los relámpagos mecieron mi sueño sobre su pecho en aquel tejado estrecho más de una vez.

Me levanté con decisión. Mi zarandeo me hizo perder cada gramo de dignidad, terminé la botella y reí. Puse música en mi móvil y baile sobre la tejavana bajo las estrellas. La radio seleccionó canciones dramáticas, lloré riendo mientras tropezaba con cada teja. Yo era el jodido presidente, el que estaba al frente, yo gobernaba la república independiente de los incomprendidos. Éramos solo dos miembros; ambos sumábamos una gran diversidad, diferencias, polos opuestos, pero puentes fundamentales que nos convertían en infinitos. Bailé con torpeza hasta lo que recuerda mi cabeza.

Amanecí boca abajo en aquellas tejas. Tenía la cara rozada y cuatro colillas en el canalón del tejado. Él había venido a ver su amanecer, solo suyo, solo él terminaba el día cuando los demás lo empezaban. Él miraba cada día como los demás empezábamos nuestras monotonía. Su chupa negra, su pelo alborotado y su lenguaje mal hablado, así era él. Su pose de malote lo mantenía a flote, su revolución interna lo hacía mi mejor opción externa a la rutina diaria. Las tormentas y los amaneceres eran nuestro punto de encuentro, y él ya había terminado su día, el mío comenzaba con una resaca más. Cogí su paquete de tabaco, me encendí uno de sus pitillos y estire los míos tras colocarme bien la camiseta. Expulse el humo de la última calada, y observé el cielo encapotado. Esa noche iba a llover, tenía una cita obligada con él.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Un diario que no era de Noa.


Observé su diario sobre la mesa, era lo único que dejó atrás tras su ultimo adiós. No había mirado ni una sola pagina, no podía invadir así su intimidad, era mi princesa, lo fue días atrás. Yo aun recordaba su fragancia gritando desde el portal, su paranoia, y su mirada diciendo adiós mientras su voz emitía el quebrar de su corazón. 

Cogí su diario y salí a pasear, el frío de la noche congeló mi soledad, el bulevar desierto acogía mis pasos mientras el cielo rugía. Me senté en el puerto y puse el diario junto a mí, era lo más cercano a una noche juntos que iba a tener. Derramé la primera lagrima, apenas eran las tres. Comencé a leer nuestra historia, su voz leyó cada linea, comenzó a chispear sobre el papel. Tras diez paginas la lluvia invadía aquel viejo diario, las letras salpicadas rompían las palabras, esas que mis ojos ya leían acuosos. 

Leí su miedo por las tormentas, ella siempre había temido los rayos. Sonreí con ternura al leer de sus labios la protección que sintió a mi lado. Reí ligeramente mientras me secaba unas lagrimas, mi princesa escribía sobre esos miedos que siempre temió, esos que nunca decía en publico. La lluvia comenzó a destrozar las paginas, la tinta se convertía en ininteligible según llegaba la parte más bonita de nuestra relación. No era como yo recordaba, no fue como yo lo sentí, la lluvia y el viento arrancaron dos hojas. 

Los truenos y diluvio calaron mi pelo, el agua caía por mi cara, el diario era poco más que un borrón. Intenté comprender los últimos párrafos; Sus agobios, mi culpa, su dolor, lo grande que le vino lo nuestro. Los dos habíamos quemado esa relación, sus frases se rompían, y el párrafo de nuestra ultima noche de pasión se deshacía. La tormenta estaba en su plena euforia, el agua me recordó a su perfume calando mi piel, los truenos a cada giro de sábana, los rayos iluminaban su mirada entre jadeos, el viento hizo volar el diario y cayó al mar. 

Eran las cinco de la mañana; La lluvia había cesado y yo caminaba solo por la arena, las mareas me habían devuelto el viejo diario. Decidí no abrirlo, ni siquiera tocarlo, no quería comprobar como todo se había borrado, y es que para mí... Cada tormenta será nuestra ultima noche de pasión.

Nota: Entrada dedicada a una amiga muy especial. 

lunes, 31 de agosto de 2015

Historias de un piano.

Quiero romper el molde y aclarar que la verdad de mi otoño- invierno personal reside más en mi distante y diferente visión de la realidad. Parece complicado de entender, pero nunca he sido fan de expresar. Siempre he preferido decir sin decir, estar sin aparecer, y ser a medias; No sea que me observes, sonrías y mi muralla caiga y se destruya. Soy un usurero del drama, escribo sobre el alma, describo la adolescencia de los veinticinco y la madurez de los cuentos de hadas. No siempre explico todo claro, pero tampoco creo que mi lectura deba ser ligera, todo es una llamada de atención: La moda, peinados... ¿No es de eso de lo que trata? De llamar la atención, claro está. 

Un día conocí a un chico que tocaba el piano en un bar bohemio, quien dice bohemio dice sucio y acogedor, era bastante chic... Mis dramas y afán por el alcohol encajaban perfectamente en sus taburetes. Aquella noche él tocó Let Her Go, una canción de The Passenger, que él destrozó con todo su cariño y su para nada perfecta voz. Pero no me importó, fui el único que le aplaudió, su pelo rubio y ojos azules afectaron mucho a mi reacción. Realmente él era perfecto; Un atormentado y fracasado don nadie que quería llamar la atención, se lo permití y sonreí. Tras tres copas solo recuerdo amanecer en su catre. Me gustaría rimar mi última frase de forma más bonita, pero amanecí en un colchón en el suelo y una habitación más bohemia que aquel viejo bar.

Tras varios días la conversación era genial, su música era soportable y mis letras en sus labios sonaban tan depresivas como yo quería. Siempre me ha gustado ser el tornillo de la polea, el que nadie ve pero sostiene la herramienta que crea el movimiento. Su habitación era nuestro santuario, los boxers nuestro uniforme de trabajo, y nuestra música de autores británicos desafinados amenizaba cada tarde. Con el paso de los meses su música brillaba, realmente trasmitía con cada estrofa y enamoraba con cada letra. Ahora ya no era bohemio, era un artista reconocido. Para mí lo era antes, el mundo lo conoció entonces, y yo me despedí de él ese mismo febrero.

Mi temporada de otoño-invierno no entiende de colores. El éxito tiende a ser iluminador, lleno de color y muy comercial. Mi distancia puede ser excesiva para/con el mundo, pero los adolescentes de 25 sabemos que ser un incomprendido es la magia de ser perfectamente querido en grupos pequeños, y de tener gustos extraños... ¿Dime qué te gusta? Quizá sea genial en las listas de ventas, lo normal en la sociedad, pero a mí lo normal me acojona. 


viernes, 3 de julio de 2015

Tatuajes de antaño.

No tengo idea de contar un relato, al menos no de forma ficticia, ni bonita. Simplemente, hablemos de como ella se despierta hoy, de la razón de cada opción qué tiene, hablemos de su mal amanecer. 
Y es que hablamos del verano, de esas mañanas que amaneces tras cincuenta vueltas, una noche calurosa que no te ha dado tregua, un calor insostenible, desnudos agobiantes y no apasionados, solo calor. 

Ella ahora viste de blanco, antes vestía más de negro. El calor, la madurez, una vida liberada de complejos le ha hecho ver quien es. Ha olvidado sus mañanas de instituto en pasillos de rencor, un rencor envidioso en el que un grupo de verdaderas victimas de si mismas la atacaban por llenar sus tristes vidas. Hoy, verano de 2015, ella tiene otros muchos dilemas, otros tatuajes qué suplantan a los antiguos tatuajes no tintados que otros marcaron. Los tatuajes de ahora los eligió ella ,y están jodida y perfectamente colocados de forma que expresen su gran personalidad. 

Ahora ella tiene mejores dramas, problemas de faldas... Bueno, no son de faldas, son de vaqueros prensados, muy prensados, de esos que marcan tronco. No hay dos dramas iguales, hay algunos realmente geniales, los de verano suelen ser deshidratados y mojados, y es que el sexo, o las ganas de él, siempre mojan tejidos. No seamos rudos, ella es una señorita que viste de blanco, sabe que ser recatada es su futuro, que crear una base fue labor complicada... Ella jamás rompería algo creado con sudor, pero hay vaqueros qué provocan mucho furor, y un verano invade las ganas de romper las reglas, de bajarse las bragas, pero ella es una señorita. 

La luz de agosto deja ver su piel, no es que sea muy oscura, su piel digo, pero resalta y refleja esa luz que desprende. Ella tiene todo claro, no es la mala de su película, mucho menos la tonta, pero si es la dudosa... ¿Cómo decidir entre lo estable o lo excitante pero inestable? El riesgo nos llena de pasión, el calor justifica el sudor, pero como habitante norteño de ciudad costera que soy... Sé que los inviernos son muy jodidos, y al final un mal polvo en la discoteca no acaba en altar. Tres minutos pueden ser intensos, pero también pueden hacerte preso, preso de tu error infiel.

Por ello, ella hoy tendrá problemas para dormir, el calor va a matarla, sus sueños del pasado la pueden abrumar, tal vez el chico del vaquero abultado la enloquezca dando giros de almohada, pero confío plenamente en que al despertar le verá a él, a su príncipe azul, y dirá: Tronco, te quiero. 

sábado, 13 de junio de 2015

Invierno en la playa

Él decidió no ir a clase, dejar a un lado sus preocupaciones y embarcarse en la aventura de buscar su amor verdadero. El día acompañaba, era un perfecto día de verano. Las nubes y la amenaza de lluvia (amerizados por su música de Amaia Montero) lo acompañaron hasta llegar a la playa. Aquella playa que vio fiestas de verano, botellones de adolescentes y turistas franceses.

Para él era su playa de las primeras veces, su primera copa de garrafón, su primer beso sin amor, su lugar de reflexión... Se quitó las botas, caminó por la orilla con sus pantalones remangados. Dejó que la soledad le acompañase, le guiase... Fiel compañera, cruel consejera. Pensó en todo lo que había vivido, en lo poco que había conocido y en como el mundo de su alrededor avanzaba, crecía y él... Él seguía en su playa de las primeras veces. 

Se sentó, cogió la arena entre sus dedos y pensó en sus viejos amigos, en sus actuales conocidos.
Buscó en la mochila de sus recuerdos, encontró momentos de risas y prisas... Prisas por vivir corriendo, por avanzar sin disfrutar, por terminar cada etapa sin valorar que un día todo quedaría atrás. Le gustaba demasiado mirar el pasado, compararlo con su presente y quejarse de que el tiempo era muy efervescente, siempre se le desvanecía entre los dedos, igual que la arena que sostenía.

Pasó de forma veloz por su presente, ese que no le gustaba, ese que podría dejar atrás en unas semanas. Todo lo que necesitaba era volver a caminar, dejar de seguir sus viejas huellas, sostener bien la arena por una vez. Necesitaba compañía, alguien como él, un niño perdido, un adolescente efervescente, un joven adulto con muchos valores y poco futuro favorable.

Volvió a ponerse en pie, corrió por la orilla, el agua salpicaba hasta sus rodillas, no tenía ningún destino ¿Pero quien lo tiene? Quizá nunca encontrase su camino, tal vez terminase en una rutina cómoda y viable como el resto de adultos. Trabajaría ocho horas al día, gritaría a la tele en los telediarios, pagaría las facturas de forma impuntual y dedicaría menos de una hora al sexo semanal.

Paró en seco y empezó a reír. Ya había empezado a llover, sus botas estaban al otro lado de la orilla. Un chico, él único que allí había, huyó de la arena al comenzar la lluvia. Él le miró huir, era realmente guapo, un adolescente que quizá también era efervescente. Pero huía, marchaba de allí por la lluvia, dejaba atrás su bahía de las primeras veces. Decidió gritarle al verle correr, se reía gritando lo guapo que le parecía, el buen culo que tenía y su sexy melena mojada al viento. Se dejó caer viendo al chico salir de la playa, ya estaba solo en su bahía, sin botellones ni franceses... Manchándose con esa arena efervescente que una y otra vez había palpado en sus primeras veces. 


viernes, 29 de mayo de 2015

Fumaba sexy, no podía ser mala gente.

La pasada noche, volvía a casa de madruga y observé un coche negro. En él, un chico con cazadora de cuero, pelo perfectamente despeinado, pitillos y cara de fumar sexy, dormía plácidamente. Me detuve unos segundos, quizá fueran un par de minutos. Lo miré atento, me sentí algo acosador, pero no pude evitar mirar su glamour. Él ni se inmuto, movía los labios de forma tierna, no podía ser mala persona. Me senté en el capó del coche de al lado, saqué mi cámara de fotos y le hice varias instantáneas. Observé cada foto, las acerqué y alejé con el botón superior derecho, impresionante... Su rostro, sus labios, su mejilla posada sobre el asiento... Desprendía cierto encanto, y yo comenzaba a dar cierto miedo.

Tras casi una hora allí sentado, imaginando su vida, escuchando su voz ficticia en mi cabeza. Decidí grabar unos segundos de su inactiva existencia, presioné el "stop", disfruté un par de veces de esa breve secuencia. Era como observar una fotografía prolongada, no había reacción, simplemente, cierta apreciación de su respiración leve y tranquila. Podía apreciarse su tristeza, se palpaba cierto dolor en sus ojos cerrados... Como dije, no podía ser mala persona. Me tumbé en el capó del coche, miré las estrellas, y pensé en cuantas noches me dormí entre lagrimas, en cuantas abracé mi almohada y en lo incomodo que hubiera sido pasarlas en el asiento trasero de un coche.

Pasadas las dos horas, decidí bautizar a ese rebelde sin causa, Dani...Sí, él era Dani. ¿Quien es Dani? Dani era un chico guapo, sensible, pero que iba de tipo duro, enfadado con el mundo, más bien lo odiaba. Pero no lo odiaba por capricho, lo odiaba por la cantidad de palizas que él le dio, por esas ex parejas que lo dejaron hecho retales, y por toda esa gente que paso de comprenderle. Dani era el malo de la película, el tío por el que llora Amaia Montero en sus canciones, o al que quiere incendiar Malú en sus interpretaciones. Dani no era popular entre las chicas, no al menos después de haberlas conquistado. Pero él nunca vendió humo, ni se benefició a ninguna inocente, siempre se mostró chulesco y pedante. Él era esa clase de chico, ese chico que todas se empeñan en cambiar, que todas aman por ser rebelde, pero solo lo quieren reeducar, convertir, domesticar... Luego lloran por no tenerlo al despertar, pero Dani es así, de subirse los pantalones y partir.

Yo seguía allí postrado, el amanecer interrumpió mis pensamientos, y decidí que era hora de dejar mi extraño experimento. Me levanté, me alejé unos metros y antes de ponerme mis auriculares escuché un portazo y un grito de fondo. Era Dani, con su voz sexy y pedante, me señaló la cámara que había dejado allí olvidada. Se apoyó en su coche soltando el humo de un pitillo que se había encendido, sonreí asintiendo, miré su postura rebelde, su forma de fumar aquel cigarrillo y me mordí el labio manteniendo mi sonrisa nerviosa. Como ya os dije, Dani no era mala gente.


lunes, 25 de mayo de 2015

Pasillos de instituto mojados.

He vuelto a mi viejo colegio, a pasear por ese patio en que tantas mañanas llegaba bostezando, legañoso, y perezoso. Recorrí cada parte de él, cada escondrijo, cada detalle cambiado, cada recuerdo que me abordaba según pasaba. Mi visita exterior fue fugaz, intensa, pero breve. Fui interrumpido por esa lluvia que una vez más dramatizó mis pensamientos, ahogo mis sentimientos, y se llevó con ellos mis recuerdos buenos y malos.

Caminé por cada pasillo, podía ver por encima de los cristales cada clase, supongo que en su día era bajito para ver por encima de ellos. Vi a mis antiguos profesores, algo más mayores, ya no parecen tan macabros ni maliciosos. Pasé los dedos por aquellas paredes, recordé los días que pasé castigado en el pasillo, siempre por aquellos "cabrones" que no me comprendían. 

Recorrí los pasillos menos transitados, me reí apoyado en la pared, y recordé mi primer beso frente a esa clase. Me mordí el labio recordando el rostro de ese príncipe, actualmente un extraño al que tengo en Facebook, pero en su día todo un mundo para mí. Bajé corriendo las escaleras, reí solo, recordaba a mis profesores gritando que no corriese... Frené en seco, un charco de agua, unas pisadas marcaban todo el pasillo. 

Llegué al despacho de profesores, imponía menos de lo que recordaba. Me senté como los indios ante su puerta y sonreí. Pensé en cada discusión, cada suplica por aprobar, cada risa que me aguanté por cada bronca, cada dedo que saqué contra la espalda de cada "imbécil" que me regañó. Puede que también reflexionase sobre qué tenían algo de razón... Escuché ruido en el interior, y corrí escaleras arriba hasta llegar a la azotea. 

Caminé por la azotea, me asomé, y pensé en como leía revistas de adolescentes en los bancos con mis amigas, en las piras que hice huyendo por la puerta trasera, reí a carcajadas mientras me calaba, seguía lloviendo, y yo seguía viendo a mi yo adolescente por ese patio vacío y mojado. Pasé horas allí, creo que en cierto modo sigo allí, creo que en realidad jamás me fui... De alguna manera, siempre recordaré, que todo empezó ahí...

domingo, 12 de abril de 2015

Ser diferente

Cada vez siento más predeterminación, más organización desorganizada, y más objetivos que no alcanzo y que tan importantes parecen.

Nacer, crecer, ubicarte, y crear/marcar tu esencia en la prosperidad. Debe ser genial alcanzar cada objetivo en cada momento oportuno, lograrlo según la sociedad marca, hacer exactamente lo que parece que debe ser. Por mi parte, no considero haber logrado ni uno solo, creo que no he seguido la jerarquía oficial, creo que me perdí en alguno de los cincuenta senderos que inventé. He de reconocer, que siempre busqué atajos al esfuerzo y siempre me inventé caminos a metas inalcanzables por las que tampoco peleé en exceso.

Parece complicado querer ser un desviado, un desviado a lo que camino diferente refiere, alguien que no sigue la regla impuesta, alguien que quiere ser diferente. Hay plena libertad a ser como se quiera, no hay ninguna legalidad que evite que pienses diferente... No obstante, hay un exceso de problemas, dificultades, y factores que te convierten en un extraño entre la gente. Es como si fueses el chico extraño que sostiene la copa frente a la barra una noche de sábado. Ése chico que mueve el pie a son de una canción sin letra que causa furor entre todos los presentes. 

Al final, parece que la pega es no saberse la canción... Tal vez no, tal vez la pega es que no te guste esa canción. Pero nadie te la impone, simplemente todos la eligen, tú no. Por ello, decides quedarte en esa barra, en esa calle, en esa carrera, o incluso en esa relación sin futuro. Total, ahí estás con esa misma canción que todos escuchan, eres uno más. Esa puede ser la solución, mezclarte entre los presentes, recuperar ese camino por el que todos van... Parece que al final sí que te imponen tener su mente, o tal vez no he aprendido a ser diferente.


lunes, 30 de marzo de 2015

G.B.F

He dedicado mi blog a mis dramas, a mis amores fallidos, a mis relaciones temporales, y a mis sueños inalcanzables. Creo que ya ha llegado el día de hablar de uno de mis mayores apoyos, y una de las cosas que más valoro en la vida: La amistad.

Los amigos son la familia que elegimos, las personas que conocemos a lo largo de nuestros días y hacemos nuestros. Son la gente en quien confiamos, a quienes revelamos nuestros mayores miedos, y con los que compartimos nuestros mayores logros. Son esa gente que siempre está dispuesta, ese grupo reducido de personas que no nos falla, y nos apoya en cada momento. 

Siempre me movido en círculos pequeños. He sido más aliado de las reuniones de amigos, que de las fiestas en garitos. Me han encantado las tardes de cine, los cafés eternos, y las noches de WhatsApp. Sé que suena aburrido, yo prefiero catalogarlo de bohemio. Dentro de mi vida indie, he obtenido bastantes logros, he conocido gente maravillosa, y empatizado con muchas personas de las cuales jamás quisiera desprenderme. Son parte de mí, son influencias, son momentos de café y risas, son yo mismo pues soy todo lo que he vivido.

Por todo ello, estoy plenamente agradecido. Y aprovecho para destacar a nivel personal una pequeña "rama" de mi vida social. El concepto GBF (Gay Best Friend) que yo lo reduzco a "Detrás de todo gran gay, hay una gran mujer" yo la pondría por delante, pero en mi caso ella sola sabe anteponerse. Su papel en mi vida es clave, digamos que ella es una protagonista-figurante en mi vida. Y es que sin estar presente físicamente, sabe lo que sucede diariamente por mi mente. Entra en ella con su habilidad única, sabe patinar por mis ideas, y antes de decirle cualquier exclusiva de mi vida, ella ya tiene la primicia.

Me encanta llegar a esa confianza transparente en la que las miradas sustituyen a las palabras, ese momento que hasta en escrito queda pulcro. Un "bien" como respuesta que no cuela ni por WhatsApp, o un "ve ésta peli, te va a gustar" a mi me gustó ¿Cómo no va a gustarte a ti? Dicen que dicha confianza da asco, pero a mi me encanta. Por ello, usaré alguno de esos tópicos de "la amistad es un tesoro" pero como siempre fui muy fantasioso, espero seguir siendo ese príncipe que se rodea de esas "riquezas" y de su princesa fiel.

Dedico este post a mi querida y fiel amiga Sammy. Muchas felicidades, princesa. Qué cumplas muchos más, y que a falta de un caballero, nos queda el mariconeo XOXO Your GBF






viernes, 6 de marzo de 2015

No sé si existe la magia.

Hace unas entradas dediqué titulo y post a "La magia". Hoy creo que voy a hacer la secuela, sé que las secuelas nunca son buenas, y es la primera vez que voy a apostar por dar segunda parte a una de mis creaciones. Por ello, lo llamaré "La Magia 2" Pero no quiero gafar la entrada, por ello, arriba pondré otro titulo. Comencemos! Hundamos la primera parte con una mala secuela #DramasLoveDiaries

La magia son los padres, la magia es todo lo que no nos explican y parece maravilloso, la magia es Harry Potter, la magia es tener menos de 12 años y ver graciosa a Leticia Sabater. No puedo creer que haya puesto en la misma linea a Harry y Leticia, está claro que con este post voy a hundir mi carrera de blogger.

Pero me quiero explicar, quiero decir que nunca he vibrado, sí que he experimentado, me lo he pasado realmente bien, he vivido... Pero quizá, no lo he sentido. No puedo decir que haya vivido un "Bajo la misma estrella" o que haya tenido una intensa "love story" digna de videoclip de Auryn (Dios, estoy hundiendo mi blog con apologías teen) 

Lo que tengo claro, es que sí he amanecido ilusionado, que me he reído, y hasta he besado bajo la lluvia!!! He dado vueltas entre mantas (acompañado) he bebido una botella de vodka a medias, hasta he bailado en una barra de bar. He cantado el YMCN, me he sacado selfies con morritos, he dicho "te quiero" y mentido en "te amos" que he soltado. Pero nunca supe que estaba mintiendo, quizá por estar ocupado viviendo, o tal vez porque nunca relacioné el sentimiento que sentía a la palabra adecuada. Entonces... ¿Qué es la magia? Claro está, o a eso he llegado, a que no sé que es la magia. Realmente, no lo debo saber. Me pasa como con los "te amos" de mentira, quizá, pienso que es una cosa, pero luego resulta que es otra... Puedo llevar toda la vida llamando magia a algo que igual es otra cosa. 

Llegados a este punto, supongo que el miedo se apiado de mí muchas veces, soy de los que pierde oportunidades por el miedo a equivocarse, pero justo ahora, un nuevo amigo me ha dicho "Cuando hay amor, no hay miedo" y eso me ha hecho borrar el final de este post, cambiar la perspectiva, y darme cuenta de que no puedo prometer que esta secuela vaya ser la única. He escrito sobre amores idílicos, pero en todos había miedo, todos eran pasajeros, quizá todos eran mero sexo (sí, jodamos más el post) pero es verdad. No hubo fondo, he vivido cual muggle, y aun no vi la magia... Pero confío en que la habrá, y que ese día haré una secuela final que arreglará este atropello de sinsentidos que os he escrito. 


domingo, 1 de marzo de 2015

Azul eléctrico #EspecialAmaiaMontero (Vídeo y link, parte inferior)

Siempre me he considerado un bohemio que no termina de valorar el arte, un indie de lo extraño y lo poco promocionado. Y el otro día, con mi gorro gris y en un día de lo más brumoso, me di la oportunidad de dejarme llevar y disfrutar de uno de los mejores artes, las palabras...

Palabras que solo ella sabe escribir, entrelazar, unir y terminar creando una historia que puede ser (y es) la banda sonora de cada día en nuestra vida real. Cien minutos de concierto te bastan para vibrar, para crear e imaginar momentos en los que cada una de sus canciones puede cuadrar. Es esa su habilidad, la maña que siempre tuvo de que al escucharla crees momentos. No parece nada peculiar, al final toda la música que escuchamos nos hace sentir, crear nuestro propio videoclip en el que todo es genial, hasta bailamos bien, y en nuestra cabeza sonamos como artistas. Pero ella, quizá, ha sabido manejar y tocar esas teclas que te hagan querer e imaginar que todo pase en tu vida como pasa en sus canciones. 

Como gran fan de las letras que soy, y como persona que pasa entre palabras sus días, solo puedo tener buenas criticas hacia ella. En mi opinión, moldea cada verso, cada rima, como si de su vida se tratase. Quizá, ese es su secreto, plasmar en papel su verdad, su vida, sus sentimientos... Igual debería cogerla como referente, pues siempre creí que a mis #DramasLoveDiaries aun les falta alma. No se puede pedir más de un artista, justo eso creo que es lo que espero que me vendan, su ser, su realidad... Sea mejor o peor, si es original... siempre tendrá su publico inicial. 

No soy un experto en música, cuando canto en la ducha se apaga el calentador, pero como publico, el jueves flipé. Un pequeño escenario que ella hizo crecer, ningún decorado que le hiciese crecer, no le hizo falta, su voz llenó el teatro, cada palco repleto de fans vibró, sintió, y compartió con ella sus palabras. Tras 100 minutos de concierto, el publico se levantó, y si dicen que la música tiene color, puedo decir que ese momento final fue vibrante, azul eléctrico. Y como ella mismo dijo, nos dio su mirada, cerca de su playa, y junto a su música iba su vida descrita. Grande Amaia, y grande su regreso. 

Agradecimientos y posdatas varias: Lo primero, mil gracias por hacer que mi blog en estos pocos meses haya superado las 1100 lecturas. Y gracias a Erik Garcia por grabar el vídeo inferior, y todos los que podréis ver tanto de Amaia en el concierto, como de él  (él también canta con alma) accediendo a su canal desde este vídeo. Gracias a todos, y disfrutad! 









sábado, 14 de febrero de 2015

Grey San Valentín #EspecialSanValentín

Ese San Valentín que empieza...

Me desperté en su cama a medio tapar, con la sábana alborotada y mi cara en la almohada. No me acompañaba nadie en el colchón, solo su camiseta dos tallas por encima de la mía, su aroma extendido por las mantas, y su lado de la cama abierto pues amaneció más temprano que yo. Me levanté y miré por la ventana, tenía que ser ya medio día, fui a la cocina recorriendo el pasillo y allí le vi exprimiendo naranjas. Reí para mí,  corrí a abrazarle por la espalda sonriendo, se giró de forma rápida, me empujó a la encimera y noté como sus brazos me levantaban cogiéndome sobre su cintu... Muy bien, chicas, chicas, chicas!!! Esto solo lo veréis si pasáis del carnaval y os vais con vuestras amigas a ver "Cincuenta Sombras de Grey"

Yo soy más Bridget Jones, ya sabéis, amanecer en pijama solo en mi cama. Levantarme ajustándome los boxers y caminar por el pasillo cual zombie que bosteza y pone caras extrañas. Pasar la mañana comiendo dulce, viendo pelis deprimentes (crepúsculo es un exceso) y ponerte el último disco de Pablo Alboran (Melendi es otro exceso de depresión) Estoy seguro de que al entrar en mi blog esperabais mucha fantasía, frase bonita, y uno de mis #DramasLoveDiaries (Entrad a leer historias bonitas de verdad) Pero creo que hoy ya basta con el papel maché, las tartas de corazón y las pizzas de telepizza (Os informo de que os joden la mitad de la pizza con el maldito corazón) Y no estoy para nada en contra del día... Quizá un poco, y no es por no tener novio no... Quizá un poco, un mucho, vale, vale... Ya está, terminamos párrafo mejor.

Que si, que soy fan del "Love is in the air" y me encantan los pétalos de rosa, las cenas con velas, los paseos bajo la luna, y las fustas negras (mierda, Grey otra vez) pero me llena igual irme de copas con unos amigos, ir al cine o cenar una pizza (sin forma de corazón, gracias) Por ello, no comprendo esa macro depresión generalizada con este día, y más este año que podéis vestir vuestras penas de carnaval. Tampoco entiendo esas parejas que se ponen moñas, moñas y más moñas... Qué a mí me dan igual eh... PD: Gordi es un mote insultante #PorComentar

Finalizo diciendo que feliz San Valentín a todos, que si el año que viene por estas fechas yo tuviese pareja seria consecuente con esta entra... borraría todo lo escrito y verme sería más decepcionante que la película de 50 sombras de Grey.

Keller




domingo, 11 de enero de 2015

La magia

He empezado a creer en la magia. Realmente, es fascinante, desde mis tiempos de Harry Potter no me había replanteado que la magia es algo más que levantar una pluma en el aire, que sacar un conejo de una chistera, o que cortar a una mujer en dos en una caja cerrada.

He comenzado a creer en la magia de los buenos días, los días normales que sales de casa con tus cascos y suena la canción idónea, ya sabes, esa que no quieres pasar a la siguiente, esa que quieres escuchar, esa canción que pega con tu estado de animo, con el sol que sale, y con el videoclip que te montarás en la cabeza durante esos cuatro minutos.

Hay días que creas grandes expectativas, que tienes un plan infalible, ese finde perfecto que todo va salir genial. Una cena con amigos, una noche en un tugurio que todos dicen que es genial, y mucha agua con misterio para amenizar cada "chunda chunda" que tiene que hacer vibrar tu corazón. Esos días lo pasas genial, son perfectos, o eso te dice alguna amiga que te sube la foto a instagram diciendo "Party Hard"

Luego están los planes accidentados, los que van sin pretensiones, los que empiezan por casualidad, y terminan siendo un coleccionable en esa lista de recuerdos que es la vida. Se crean por azar, por tener un rato que pasar, por sentarme en un banco y hablar de todo,o de nada. Encontrarte con la persona adecuada, o quedarte solo con alguien al quizá has tenido muchas horas pero no has escuchado sus silencios eternos.

Estos últimos jamás tienen foto en instagram, no la necesitan, no necesitan un selfie que diga que merecen la pena, ni una foto eterna que te haga recordar un día que concluye en la resaca del día después. Tampoco se rodean de 50 filtros mágicos que los hacen aun más perfectos, no necesitan filtrar, se bastan de su sinceridad, su sencillez... De tener la capacidad de cambiar tu mitad, esa mitad que no mostramos pero todos tenemos y necesitamos.

Quizá, deba verme Harry Potter de nuevo, o quizá he descubierto que el color y la luz de la magia van más allá de mirar el mar y se acercan al hecho de valorar cada ola chocar.