domingo, 11 de octubre de 2015

Correr sin tener prisa y llorar de la risa.

Siempre he sentido amor por expresar mediante palabras escritas lo que por palabras habladas me asusta. Es tan fácil elegir mediante la cabeza lo que el corazón bombea, enfrentarse al folio en blanco en vez de a las miradas.

Siempre confundo la timidez con la bordería, la bondad con un ataque voraz que censura una catastrófica serie de desdichas que acorazan la verdad. Sería genial cantarlas, crear un álbum indie de dramas y desdichas; no arrasaría... Bien lo sé, pero nunca quise ser el favorito de millones, me basta con ser el favorito de un solo alguien.

Soy totalmente conformista, busco la lluvia con el color del otoño, ropa cómoda y ajustada que no deje entrar las verdades que me amenazan, y una larga gabardina negra que dé elegancia a mis secretos inconfesables. Pisar charcos con botas grandes negras, de esas que no calan si juegas en los charcos como los niños, de esas que disimulan tu alma infantil y te hacen parecer un adulto de veinti y pico, y no de veinti poco.

Tampoco quiero ser mal interpretado, no pido ser un adulto maduro; solo rara vez quiero crecer, y esos son mis días más felices -¿Qué dices Keller? Digo que no quiero crecer, pero cuando quiero crecer soy ese niño que siempre quería ser mayor, y eso es genial (ser niño) es realmente genial.
Los juegos de mayores no son divertidos, solo los relacionados con la noche (no entiendo su nocturnidad) yo también quiero jugar durante el día.

Correr por la calle sin tener prisa, mojarte la ropa sin que importe el frío, llorar por alguien y no relacionarlo con la humillación, comer con las manos y mancharse la boca de chocolate. Parece que todo esto ya no nos sale, y yo ya llevo tiempo sin querer ser mayor (y eso me acojona).

No obstante, prometo descalzarme una tarde cualquiera por las calles, correr por ellas y reír hasta que empiece a llover, calarme de arriba a abajo y llegar a casa completamente mojado, provocar el enfado de mamá, y llenarme las mejillas de nocilla a falta de natillas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pequeño Peter Pan vuela muy lejos y no mires atrás o baja de la nube y acojonate con los demás

NL dijo...

Leerte es como pedir una canción mas en un concierto y comerte la última cuchara de helado cuando tienes el corazón revolucionado como el coche que esta siempre de moda.

Anónimo dijo...

Nunca deberíamos dejar de ser niños, cuando nacemos sabemos todo lo que hace falta y somos maestros, así que jugar es la mejor forma de vivir. Jesús.